28/12/22

Corpus digitales y las paradojas de la privacidad online

 

Fuente: Public Domain Pictures

Como sabrán algunos lectores, mi ámbito de investigación principal es la comunicación digital; en concreto, he publicado mucho sobre el uso de los emojis en WhatsApp. Como la mayoría de los datos que manejo (procedentes de conversaciones privadas, porque es donde más empleamos los emojis) se están quedando obsoletos (los recopilé en 2014-2015), he decidido proceder a ampliar el corpus, pidiendo ayuda a mis alumnos.

Si algo recuerdo del doloroso proceso de recogida del corpus para mi tesis doctoral es la reticencia de los jóvenes. Desde luego, compartir fragmentos de interacciones privadas con la profesora de su asignatura no creo que sea lo más atractivo. Debo decir también que, por aquel entonces, no tenía publicaciones que respaldaran mi trabajo; además, yo misma me sentía poco segura de lo que estaba haciendo (algo que suele pasar durante la redacción de la tesis doctoral).

Ocho años y varias publicaciones después, me dispongo a hacer lo mismo: pedir a mis alumnos  de primer curso que aporten fragmentos de interacciones privadas por WhatsApp para ampliar mi corpus. Y lo hago con más seguridad y experiencia que la primera vez: después de una presentación de mi trabajo (que pocos atendieron, la verdad, como cualquier otra presentación oral que exceda los 5 minutos, pero eso es otro tema), con un protocolo de investigación claro, empezando la recogida de datos en clase y, sobre todo, con la promesa de subir la nota final 0,5 puntos (siempre que se aprobara la asignatura). Ocho años y muchos cambios digitales después, las reticencias son las mismas. De los 20 alumnos que tenía en clase aquel día, solo 10 contribuyeron; incluso después de la ampliación del plazo y de un recordatorio. 

Esta reticencia no me extraña: estos estudiantes, aunque bastante más jóvenes, pertenecen a la misma generación de los que tuve hace ocho años. Pese a ser de las profesoras más jóvenes que tienen este curso, no dejo de representar la autoridad. Es más, a quienes aspiran al "5 pelado" la subida de nota puede parecerles un lujo incalcanzable.

Con todo, debo decir que, como hace ocho años, este comportamiento no deja de parecerme paradójico. Y lo es más porque estoy leyendo el excelente ensayo Desconexión. El gran reemplazo digital, del profesor Manuel Alcántara Pla. Estoy en el ecuador del libro, donde se aborda justo el tema de la privacidad digital. Leo con horror algunos fragmentos de los Términos y Condiciones de Facebook, comentados por el autor y, más en general, las reflexiones sobre la cantidad de datos que cedemos, involuntaria e ingenuamente, a las aplicaciones digitales. Y me choca que obtener una subida de nota de medio punto con la seguridad de un tratamiento ético de los datos (se firma un consentimiento informado y los fragmentos son anonimizados de forma escrupulosa) no sea un aliciente suficiente para estos jóvenes, que, sin ningún rubor, ceden información privada a empresas tecnológicas que se lucran por ello. 

Dentro de un año lo volveré a intentar. Mejoraré aún más mi protocolo, la presentación previa y abordaré mejor las delicadas cuestiones éticas. De momento, además de aprovechar este foro para un agradecimiento público a los informantes (aunque el medio punto les hará más ilusión), retomo mi investigación con datos nuevos y con ganas de hacer un buen trabajo. Vistos los tiempos de las publicaciones académicas, para cuando se gradúen igual podré mostrarles los resultados de mi trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reportaje de Carlos Cuesta Martínez sobre los stickers

Carlos Cuesta Martínez, estudiante de la UJI, publica en el magacín Humanes, publicado por la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, el re...